domingo, 25 de julio de 2010

Singularidades comunes

Somos una raza extraña. La cantidad de variaciones que se da en esta especie humana, todo cabe: gente enorme, altísima, encorvada hasta lo imposible, tuerta, hermosa, enana, de pigmentaciones extremas, feas, con deformaciones varias, perfectas; todos los extremos están ahí. Moralmente es lo mismo, sólo que no se aprecia a simple vista.
Uno se queda quieto, observando, y ante él pasean cientos de rasgos, ninguno igual pero todos semejantes. Siempre son dos ojos, aunque varíen en luz, color, visión, incluso en número, pero el lugar es de dos. El cíclope ya queda para la imaginación colectiva, aquélla que todavía insiste más en las diferencias extremas.
Es espectacular observarnos, somos una raza fascinante. Seguro que las demás especies también tienen esos matices; cualquiera que entienda se admirará de esos tonos, esas manchas, ese comportamiento.
Pero me gusta observar la nuestra, lo iguales que somos en nuestras diferencias.

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