viernes, 24 de junio de 2011

Enhorabuena, Guillermo

Recorriendo los pasillos de un instituto, me retrotraigo a cuando pisé el patio de una guardería o las aulas de un colegio: misma emoción, mismo orgullo de ver a mi pequeño entre sus trabajos finalizados: ese círculo pintado sin salirse apenas del margen, todo él amarillo; esas letras aún un tanto inestables, que grandes, llenaban la libreta de rayas; las redacciones que me llevaban a mundos que conocía bien porque de chica también los visité; los números, cada vez más complejos, bien resueltos... La evolución de un personita curiosa siempre, inquieta, que todo lo tocaba para aprehenderlo bien, y que atento a lo que le rodeaba, ha sabido apropiárselo.
Es maravilloso verle crecer, oírle sus opiniones, desde las primeras cuando iba descubriendo un mundo aún extraño, hasta las de ahora mismo, donde ese mundo, extraño todavía, le sigue gustando y del que quiere informarse y saber y hacerse su hueco en él.
Cada año que pasa somos más, él es más, imparable, abriendo sus propias fronteras que le llevarán a donde quiera ir.
Y yo le seguiré admirando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario