lunes, 13 de junio de 2011

Relato. 6 Parte; HERMANOS

Francisco, calló. Se removió incómodo, como cuando vemos algo que nos perturba y nos agitamos, inquietos.
Me acuerdo que de niña se entretenía maquillando a los muertos antes de que lo hiciese yo definitivamente. Yo la dejaba. Es un trabajo delicado. ¡Imagínense que los familiares viesen a su finado excesivamente vivo! Nuestra madre los maquillaba para que pareciesen dormidos, que es lo correcto. Ella me enseñó ese arte, pero ahora con la moda de las incineraciones se va perdiendo.
Llegará un día que nadie se asomará al muerto para susurrarle sus dudas, sus encargos para cuando ellos lleguen. Sus odios y amores quedarán encerrados, no en la caja, sino dentro de ellos mismos. El fuego purifica sólo al que se va. Los anhelos, los recuerdos, si no se los cuentan al muerto, se pudren en los vivos.
El último desahogo, el último reproche, el último adiós, se ha de compartir con el que ya no puede oír, pero sí, todavía sentir. Lo sé. Lo intuí con mi madre y lo comprobé con mi padre. Mueren mejor cuando ya están muertos y les das lo último que necesitan, les das la certidumbre de que ya no están vivos. Notas como el cuerpo muerto, muere mejor.
Juan y su compañero asintieron.
Ellos también habían tenido esa sensación. A lo largo de sus años de profesión, se les habían muerto en los brazos innumerables personas de todas las edades, y ambos, un día de confidencias, coincidieron en que algo les impulsaba a hablar al herido, incluso cuando ya no le podían doler las heridas. Notaban que el cuerpo se aliviaba, se aligeraba.
Francisco les sacó de su ensimismamiento cuando, con voz jocosa, siguió hablando.
No crean, en mi profesión, a pesar de la fama que tiene, nos pasan cosas de lo más chocante. -riéndose siguió-, el otro día sin ir más lejos, un cliente me hizo firmar que la caja -una de las más caras, por cierto-, debía de ser dañada en su superficie con un punzón, a conciencia. Yo le aseguré que así se haría. Y cuando se fue pude saber por qué; entre dientes murmuraba, “esa caja no la revende, el listo ese”

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