jueves, 30 de junio de 2011

Reinventarnos

Esto de tener que seguir día, a día, a día, sin poder salirte de ti mismo, tiene el inconveniente del agotamiento, de la saturación, de tener que reeinventarte cuando se llega demasiado peligrosamente al borde del vaso, en un intento de que no se desborde.
Así cambiamos los paisajes externos e internos, moviéndonos siempre desde dentro, desde el único punto posible, lo otro es mera inercia.
Cuando estamos hartos de ver dunas desérticas, imaginamos olas, corrientes, acantilados, y toda nuestra acción se encamina a buscarlos. Al desdeñar tanta agua, al cabo del tiempo, y recordar lo árido de la arena, soñaremos con bosques, plantas, flores. De ahí pasaremos a los hielos, nieves y cimas, más tarde junglas, humedad y riesgo... la vida es cambio, si no se mustia y muere.
Remodelando los paisajes en los sueños, persiguiéndolos despiertos y renovándolos cuando nos aburren, hemos de lograr, entretanto, absorber lo que se pueda de cada uno, si no, habrá sido en vano tanta inquietud y la curiosidad, si no enriquece, destruye.

No hay comentarios:

Publicar un comentario