domingo, 4 de septiembre de 2011

Asombro

Un día te das cuenta que has crecido, que las esquinas oscuras no te dan tanto miedo, que has aprendido a calmar las esperanzas, a no ser inmediato en los deseos, a dormir a pesar de que al día siguiente algo grande se espera, y constatas que la vida brilla menos, que los colores empiezan a ser opacos, que las emociones no te dominan tanto... y no te gusta.
No.
Nunca se debería crecer dejando al lado la ingenuidad de ver la vida sin experiencia, se habría de procurar andar junto con los años pero no junto con las decepciones; ilusionarte igual ante cada rincón, emoción, probabilidad, novedad, pero a la vez, sin dañarte cuando no sea lo que parece.
Esa mezcla de experiencia y entusiasmo es la deseable: soñar sin ahogarte si el sueño se hunde; curiosear con inquietud y ganas ante todo sin dejar que nos digamos; "es lo mismo de siempre", ya que nunca lo es... ; abrir los ojos sin pestañear ante cada segundo, sentirnos vivos entre lo cotidiano y asombrarnos de estarlo.

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