viernes, 16 de septiembre de 2011

Relato: 2 Parte: Nadie. Nada.

Una vez hecho esto se acercó a un estante de la barra que se distinguía de los otros por tener una pantalla de cristal que sí dejaba ver su contenido; una única botella. La cogió junto con dos vasos y sentándose a una mesa indicó con las cejas al hombre grande que le imitase, lo cual hizo, aunque no inmediatamente; primero se tomó su tiempo inspeccionando su alrededor, desganado. Parecía incluso decepcionado cuando finalmente se sentó.

-Ha pasado mucho tiempo desde la última vez.

El gigante liberó así a su extraña voz, por segunda vez desde que hubo entrado.

El dueño del bar la reconoció, como se reconocen con temor esas obsesivas melodías de las que, una vez oídas, sólo un gran esfuerzo de la voluntad las puede apartar de la mente, evitando su insistencia malsana. En un momento se le agolparon todos los años en los que había estado intentando no volver a sentirla.

-Mucho tiempo..., eso parecía antes. Ahora que ya estás aquí, todo ha sucedido en nada.

-A la vida se la ve muy breve mirando hacia atrás. ¿Qué tal has vivido la tuya, Óscar?

El gigante lo miró directamente a los ojos mientras se lo preguntaba, escudriñándoselos. El otro se los apartó al empezar a hablar.

-Al principio, cuando te cogieron, mi vida era ágil, no había miedo. Sólo alivio. Había ganado y tenía toda la vida por delante. Pero poco a poco me di cuenta de que la distancia que pusiese entre nosotros nunca sería la suficiente, porque el tiempo todo lo acorta.

Óscar elevó -ahora sí- sus ojos hasta mirarle directamente; era él. Ya no era un adelanto de lo real. Era lo real.

No hay comentarios:

Publicar un comentario